martes, 24 de marzo de 2009

Canciones que me habría gustado componer

No gané, de nuevo U_U Pero bueno, no importa, lo importante es participar ^^ (Aunque tengo la teoría de que eso lo inventó alguien que nunca ganaba nada T_T) En fin, ahora sigo con unos relatos cortos, basados en canciones, aunque un poco más largos que los anteriores :DD Por eso, no estan enteros, espero que os gusten ^_^

1. Manhattan-La Oreja de Van Gogh


Estaba deseando regresar a Seatle. Los pocos días que me quedaban en Manhattan, los iba contando, deseando que llegase por fin el avión que me llevaría de regreso a mi ciudad de toda la vida. Mi madre se había mudado hace poco a Manhattan y como buena (y única) hija, mi deber era ayudarla en todo lo posible. Llevaba una semana en allí. Una semana y dos días. Sólo me quedaban cinco para volver a ver a mi compañera de piso y mejor amiga, Freddy, a todos mis amigos...y a él. Mi novio. Ian.

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Nos conocimos gracias a Freddy, ya que era la amiga que teniamos en común. Ella sabía que yo adoraba la música rock y el cine de terror y por eso, me lo presentó. Tenemos los mismos gustos, digo ella. Y así fue. Se empezó a venir con nosotras. Cuando le conocí, yo salía con otro. Seth, se llamaba. Llevabamos un año y todos pensaban que nuestra relación tendría mucho futuro. Un día, discutimos. Él me echó muchas cosas en cara. Me confesó que se había dado cuenta de que esto no tenía futuro y que no había esperado que aquello llegara tan lejos. Ante aquello, le dije que esa relación había dejado de tener sentido, pues. Se me rompió el mundo, pues yo pensaba que era completamente diferente. Para colmo, cuando salí de su piso, Freddy me mandó un mensaje diciendome que su novio, Josh, estaba en casa. Ella no sabía que yo había cortado con Seth y pensó que pasaría la noche con él. No me atreví a sacarla de su error. Le respondí un simple: Vale, no te preocupes. Pero no tenía donde ir.

En realidad, no quería ir a casa de Ian. Eramos buenos amigos, teniamos muchas cosas en común, pero pensé que no tenía que pasar por eso. Pero al final, me rendí. Llegué completamente empapada a su casa, pues estaba callendo una tormenta impresionante. Fingí estar tranquila y le dije que simplemente quería verle. La que empezó como la peor noche de mi vida dió un giro espectacular. Vimos una película, cenamos, tomamos algunas copas y finalmente, acabamos tumbados en su alfombra, con uno de nuestros discos rock favoritos puesto de música de fondo, pues eran casi la una de la madrugada.

-Me lo he pasado muy bien-confesé-Gracias, Ian, me he distraido mucho.

Cuando giré la cara, me dí cuenta de que apenas unos centimetros separaban nuestros rostros. Él, cohibido, giró la cara.

-Sabes, Sheere...Hay algo que siempre quise decirte.

Me mordí el labio inferior y no pude evitar sentir que se me aceleraba el corazón cuando él me tomó la mano.

-Te quiero. Estoy enamorado de tí. Ya sé que...No deberiamos estar haciendo esto...Seth...

Al pronunciar su nombre, sentí un pinchazo profundo en el corazón. Giré la cara.

-Eso ya no importa-pude confesar-Seth y yo ya no estamos juntos.

,Me había pasado toda la noche intentando no pensar en ello, pero ya no pude más. Rompí a llorar. Ian me rodeó lentamente con un brazo.

-¿Por qué?

-Me...confesó...q-que...-sollocé-ya...ya n-no...

No pude seguir. Oculté mi rostro con las manos. Me sentía fatal, pero no por Seth. Ian no merecía eso.

-Entonces, perdoname. No debería haber dicho eso. Sólo...te he complicado más las cosas.

Seguiamos tumbados sobre la alfombra, pero estabamos abrazados. Oculté mi rostro en su pecho.

-Gracias-logré susurrar-Muchas gracias, Ian...

-Te quiero, Sheere...Sé que es demasiado pronto, pero...Te juro que no te haré daño. Desde hace tiempo, pienso sólo en tí. Sé que acabas de cortar con Seth y...pero puedo esperar. Dame una oportunidad. Y te juro que no te arrepentirás.

Sus manos apartaron suavemente las mías de mi rostro. Al verle los ojos, no pude contenerme y le besé. Nos buscamos los dos, desesperados, sin dejar yo de llorar. Cuando logré de recobrar algo de razón, me aparté de él. No quería que pensara que yo era una de esas, que se agarran a cualquiera que les diga palabras bonitas. Pero no me echó nada en cara. Se quedó allí. Simplemente abrazandome.

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Una gota de lluvia interrumpió mis pensamientos. Alcé la mirada, molesta. No sé si sería común la lluvia en Manhattan, pero desde que había llegado, todos los días habían llovido intensamente. Pero ese día, iba preparada, afortunadamente. Extendí el paraguas verde pistacho que llevaba, mientras me detenía junto a la carretera, esperando a que pasara algún taxi. Inconvenientes de que mi hotel estuviera en la otra punta de donde se encontraba la casa de mi madre. Suspiré y miré mi reloj de pulsera. Eran las seis y media de la tarde.

Finalmente, un taxi se detuvo. Me acerqué rapidamente, no estaba dispuesta a que nadie se me adelantara.

-¿Adónde, señorita?-me preguntó el conductor.

Le dijé rapidamente el nombre de la calle, que me había costado lo mío memorizar y me apresuré a cerrar el paraguas y sentarme en la parte de atrás. A pesar de la lluvia, no había mucho tráfico. No tardaría mucho en llegar. Apollé distraida la mejilla en el cristal y mientras veía los nubarrones que cubrían el cielo de la gran ciudad, volví a recordar ese día.

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Me desperté en su cama. Me incorporé asustada, pero luego recordé que él había dormido en el salón. Se me tiñeron las mejillas levemente y me apresuré a incorporarme. Extendí la mano a la mesita de noche y, instintivamente, cogí mi movil. Abrí la tapa y comprobé que tenía una llamada perdida...y un mensaje. La llamada era de Freddy. Decidí que la llamaría luego y abrí el mensaje. Era de Seth.

"Siento lo de anoche. Estaba enfadado por otras cosas y te grité. Lo que dije no es cierto, te lo aseguro. Te quiero y me gustaría que siguieramos juntos. Te llamo mañana. Besos. Tuyo: Seth"

Leí el mensaje dos veces y, finalmente, contemplé la pared. Demasiado tarde. Después de lo de anoche, ya no sabía que hacer. Quería a Seth y me estaba rogando que volvieramos. Pero lo que sentí anoche y lo que senstía tantas noches con Ian no me pasaba con nadie más. Tenía que elegir. Tenía que tomar una decisión. Llevaba puesta la misma ropa de anoche, de modo que lo único que hice fue asomarme al pasillo e intentar averiguar donde estaba el baño. Ian no estaba, tenía un curro en una tienda por las mañanas. Miré el reloj. Eran las once. No sabía cuando se iba, lo que sí sabía era que volvía a las tres. Me iría mucho antes, ya había molestado bastante. "Dame una oportunidad....Estoy enamorado de tí..." Al recordar la conversación de anoche, se me encendieron las mejillas de nuevo. Ian había sido muy bueno conmigo. "Esperáme" pensé "Creo que...yo también te quiero"

El sonido de mi movil interrumpió mis pensamientos. Corrí a la habitación de Ian, pensando que seguramente sería Freddy. Solía ponerse muy pesada cuando no le contestaba a la primera llamada. Descolgué el telefóno.

-¿Sí?-dije

-¿Ya te has levantado?-me dijo la voz inconfundible de Ian al otro lado de la línea.

-Esto, si...Hace un rato ya-mentí

-Ya...Perdona que no te haya llamado antes, he estado buscando un hueco en el curro durante toda la mañana.

-¿A qué hora te has ido, Ian?-le pregunté

-A las nueve-me contestó

-Oye...Muchas gracias por todo. Por dejar que me quede en tu casa y tal...

El tal era la parte más importante.

-No te preocupes-me tranquilizó Ian-Si necesitas algo, Josh vive en la planta de arriba.

Josh, el novio de Freddy, era el mejor amigo de Ian. Paradojas del destino.

-¿Ha vuelto ya de nuestra casa?

-Supongo...Se oía música muy fuerte cuando salí, así que supongo que sí

Sonreí.

-Puedes quedarte allí todo el tiempo que quieras-me dijo entonces Ian-A mí...No me importa

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El taxi se detuvo bruscamente, interrumpiendo nuevamente mis pensamientos.

-Aquí es-me dijo el taxista

Le pagué unas cuantas monedas y bajé rapidamente. La calle estaba desierta, pues seguía lloviendo a cantaros, por lo que decidí ir a un bar que había enfrente, justo al lado del hotel. Total, esa mañana ya no tenía nada que hacer, con el día que hacía no apetecía salir a ninguna parte y además, me apetecía un sandwich. Me acercé a la barra. Las mesas estaban llenas, pero, curiosamente, no había nadie en la barra, salvo los camareros. Nadie, excepto...Había un chico de pie, despreocupado, con el pelo alborotado y negro y unos profundos ojos azules. Él advirtió mi mirada y clavó su ojos en los míos. Desvié la vista, avergonzada y deseé que llegara enseguida el camarero. Gracias a dios, no tardó mucho.

-Dime-me dijo, sonriendo

-Un sandwich de jamón y queso, por favor. Y....eh...un café cortado

-Enseguida-dijo y se alejó rapidamente.

Volví a mirar de reojo la dirección del chico misterioso, pero ya no estaba. Agaché la cabeza y saqué el móvil, puesto que llevaba un ratito sonando la melodía de batería baja. Hacía ya días que no miraba el movil, pero supuse que nadie me habría llamado. Estaba equivocada. Sí tenía un mensaje. Lo abrí.

"Me han dicho que estás en Manhattan. Cuanto tiempo, ¿verdad? Me gustaría enseñarte una cosa cuando vuelvas. Y hablar. Seth" Leí el mensaje tres veces seguidas. Después de eso, lo borré.

- Hola-me saludó de pronto una voz desconocida.

Levanté la vista, asustada y sorprendida. Era el chico de la barra. No se había ido, después de todo.

-Ah, hola-le contesté con una sonrisa forzada-Disculpa, ¿nos conocemos de algo?

-No-pese a eso, se sentó con total libertad a mi lado-Pero hace un rato que te observo y me gustaría tomar algo contigo.

-No creo que sea buena idea-le contesté cortante.

El rió.

-¿Por qué? ¿Esperas a alguien?

-No es de tu incunvencia

-Esta bien, tranquila, no seas tan violenta.

Se levantó para marcharse, pero añadió:

-Al menos deja que te invite a lo que hayas pedido

Suspiré. Una pequeña conversación no me vendría mal, desde que había llegado a Manhattan sólo veía a mi madre.

-Esta bien-acepté resignada.

Él, ya más animado, se sentó.

-Perdona mis modales, no me he presentado. Me llamo Ian.

Alcé la cabeza, sorprendida.

-¿Pasa algo con mi nombre?

-No, es sólo que...Da igual, yo soy Sheere.

-Tienes un nombre particular, es la primera vez que lo oigo.

Sonreí.

-Me lo dice todo el mundo.

-Pero esta bien, así eres diferente.

-Ya...

Hubo un breve silencio, que Ian se encargó de romper. Parecía estar a gusto conmigo.

-¿Eres de por aquí?

-No, soy de Seatle. ¿Tu sí?

-Llevo en Manhattan dos años, originalmente soy de Londrés, con madre española.

-¿Has estado en España?

-Una cuantas veces, en Madrid, la capital.

-Debe ser bonito.

-Lo es.

Pasó una hora. Mi intención era pagar el sandwich (o dejarle pagar a él) y marcharme, pero cuando quise darme cuenta, estaba de brazos cruzados, escuchandole.

-Perdona-dije cayendo en la cuenta de que llevabamos así una hora-Debería irme ya.

-De acuerdo. Me gustaría verte otra vez, ¿podemos quedar? ¿Cuánto tiempo estarás en Manhattan?

-Unos días aún. Pero...Mira, Ian, no creo que sea buena idea.

El me miró fijamente.

-Tienes novio-no era una pregunta, era una afirmación.

-Sí.

-No sufras, Sheere. Sólo quiero verte un día más, como amigos, ¿de acuerdo?

-Cuando te acercaste a la mesa, querías ligar conmigo.

-No lo niego...Pero eres mucho más interesante que la mayoría de las chicas con las que suelo tratar.

Me reí.

-Vaya, gracias.

-¿Podemos vernos mañana?

Lo pensé un momento. No tardé mucho en decirme.

-Vale. Este es mi número.

En ese momento, empecé a caer en el abismo.


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Continuará...

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